martes, 6 de agosto de 2013

Cuenta una leyenda que, al principio de la existencia humana, se reunieron los duendes para hacer una travesura. Fue entonces cuando decidieron quitar algo a los humanos, quienes son creación divina. Decidieron, como les comentaba, quitar a los humanos la felicidad. Luego, comenzaron a debatir dónde la esconderían.
Ya que los seres humanos tienen fuerza, evitaron esconderla en la cima más alta del mundo.
Puesto que los seres humanos son curiosos, desistieron los duendes de esconderla en el fondo del mar. Propusieron entonces esconderla en un planeta lejano de la Tierra, mas uno recordó que los seres humanos fueron dotados de Inteligencia, por lo que podrían algún día construir una nave que les llevara hasta allá.
Escuchadas las propuestas de los otros duendes decidió el más veterano intervenir y dijo:  "La esconderemos dentro de ellos mismos; estarán tan ocupados buscándola afuera que nunca la encontrarán."
Estuvieron de acuerdo y termina la leyenda afirmando que, desde entonces, el hombre pasa la vida buscando fuera de sí lo que lleva consigo.

Es consecuencia de esa búsqueda mi decisión de escribir este mensaje, y todos los que me sea posible escribir.
Buscando afuera las razones por las que mi vida no es ni se parece a la aparente vida que viven quienes me rodean, comencé a indagar, escuchar, leer y averiguar qué me diferencia a mí de ellos y ellas. Lo primero que hice fue mirarme en el espejo y reconocer que tengo una apariencia similar a la de quienes me rodean. Reconocerme igual a mis congéneres es un avance.
Luego revisé mi curriculum. No ese que redacto cuando voy a buscar empleo, sino la versión completa: esa donde he registrado todo lo que he hecho y he aprendido en el transcurso de mi existencia.
Como seguían mis dudas, me pregunté nuevamente. ¿Qué me diferencia de ellos? ¿Qué hacen ellos que no he hecho yo? Y después de mucho cavilar, de mucho interrogar, de leer y de pensar, me llegó una respuesta. Sea como sea, ellos y ellas han creído en sí mismos, han creído que pueden hacerlo -lo que sea que hagan o deseen hacer- e hicieron todo lo que consideraron necesario para alcanzarlo.

En consecuencia, llego a la conclusión de que la respuesta está dentro de mí.  Todas las posibilidades están dentro de mí. Una vez que crea profundamente que es así entonces comenzaré a ver la diferencia. Creer para crear, crear para crecer.

Gracias a todos y todas las personas que me sirven de espejo pues gracias a ellas cambio mi realidad. Gracias. Dios nos bendice infinitamente.